Historia

Thader Cieza es la primera cooperativa de fruta de hueso de la Región de Murcia. La cooperativa fue fundada en 1973 por un grupo de 19 agricultores innovadores con el objetivo de impulsar sus frutas y comercializar sus productos.

Cieza se convertía así en la primera localidad de la región con una cooperativa de fruta de hueso. En la actualidad 130 socios avalan el cooperativismo como el medio más eficaz para alcanzar sus objetivos.

 

Thader Cieza es la primera cooperativa de fruta de hueso de la Región de Murcia. La cooperativa fue fundada en 1973 por un grupo de 19 agricultores innovadores con el objetivo de impulsar sus frutas y comercializar sus productos.

 

Cieza se convertía así en la primera localidad de la región con una cooperativa de fruta de hueso. Para promocionar la ciudad de Cieza como la “Tierra del Melocotón” los agricultores iniciaron la que sería su primera gran campaña en julio de 1982: las fiestas del melocotón.

El esfuerzo de los primeros agricultores empezó a dar sus frutos aumentando el número de socios. Así en 1987 Thader Cieza alcanza por primera vez una producción por encima del millón de kilos.

Un año después Cieza ya encabezaba los municipios que mayor superficie dedicaban al cultivo de frutas de hueso.

 

Estos pioneros del sabor siguieron buscando nuevos socios y trabajando para aumentar su productividad y reconocimiento. En 2002 la cooperativa duplica sus cifras y supera por primera vez los 12.000.000 de kilos producidos.

Así fue como un año después, el 7 de mayo de 2003 inauguraron el almacén más grande de su historia.

El mercado siguió evolucionando y la producción de Thader Cieza cada vez estaba más demandada. Tras mucho trabajo consiguieron adquirir nuevos terrenos y en 2007 invirtieron para tener una nueva nave y muelles de carga a los que más tarde se uniría la construcción de nuevas cámaras frigoríficas y la mejora de las instalaciones.

50 años después son 130 los socios avalan el cooperativismo como el medio más eficaz para alcanzar sus objetivos. Unión, trabajo y pasión por el sabor. Cientos de generaciones de amantes del campo y fieles defensores de la tierra, lo que han hecho posible que Cieza sea una ciudad con sabor propio.